Un país, donde
hace pocos años existía una bonanza petrolera que generaba grandes ingresos al
territorio de la República, hoy día lo vemos manchado, con sus lágrimas, su
sangre y su sufrimiento que hasta el momento no se ha creado un remedio justo
para sanar nuestro País.
Venezuela,
tiene mucho tiempo sufriendo, la familia venezolana está padeciendo por la
desgracia de la inconciencia, un pueblo enfrentado contra sus mismos vecinos,
donde se ha perdido la solidaridad, el respeto y la conciencia social. Un pueblo
que atenta con el dolor de su mismo pueblo, que se aprovecha de la crisis
económica imperante en Venezuela.
No es justo,
que los padres de Venezuela tengamos que padecer para adquirir los bienes y
productos básicos para subsistir y cubrir nuestras necesidades fundamentales de
alimentación, vivienda, transporte, entre otros tantos; no es justo tampoco que
nuestros hijos, no puedan alimentarse íntegramente, en los mercados no se
pueden conseguir con regularidad sus alimentos, pañales desechables, así como
sus productos de higiene personal.
Lo más
lamentable es ver como personas que nos conocen y hasta desconocidos se han
encargado de generar ingresos personales, por medio de la necesidad de otros,
no toman conciencia que el daño se lo hacen a nuestros hijos, al permitir que
tengamos que recurrir a remedios obsoletos, e incluso que atentan contra la
salud y seguridad de los infantes en su manera.
El contrabando
de alimentos y productos, es el cuchillo que causa una herida a nuestra
sociedad, herida que cada día se va abriendo cada vez más y brota de sus
entrañas la sangre que tiñe de rojo la moral y la conciencia de nuestro país,
el Bachaquero como se denomina ahora, ha perdido su orientación, su moral y su
dignidad, y han llegado al extremo y descaro de negociar con el hambre y las
necesidades del pueblo.
En realidad,
sus grandes ingresos del momento por revender los productos, se ven mermados y
marginados con la economía reinante en el país, un dinero muy mal habido y que
ha llegado fácilmente, de la misma forma se irá, no solo porque el despilfarro
y el derroche hace inservible sus ganancias, sino porque la conciencia del
pueblo limita y degrada su integridad y procedencia.
Ya está bueno
que a Venezuela nos sigan hablando de una guerra económica, de una mentira que
desgarra el intelecto del ciudadano. Ya es hora que nos empiecen a hablar de la
realidad verdadera, de que no hay inversión, no hay producción, no hay
generación de ingresos ordinarios, no somos venezolanos de segunda ni de
tercera, somos simplemente venezolanos que nos merecemos respeto, respeto a
nuestra dignidad, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestra venozolanidad.
Los padres venezolanos, ya no podemos sufrir
más, no queremos ser mártires, de un modelo político descontextualizado y fracasado
que ha llevado a nuestro País a una debacle económica y que no acepta la ayuda
e intervención de países que tienen posibilidad de tendernos la mano para
surgir. Ya no nos maltraten mas, ya no nos quieran engañar, ya no nos exploten
y nos desgarren el alma y el bolsillo seamos conciente, dejemos el contrabando
de alimentos y productos que tanto daña a nuestras familias.
Ramón E. Roubier C.
Abogado
Pin: 2A5DF16E
Email:
rroubier@gmail.com
Blog:
abogadoramonroubier.blogspot.com
Twitter:
@AbgRamonRoubier
18/05/2015
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