Las
necesidades propias de los venezolanos, que cada día se van incrementando,
pasan no solo por hacer largas colas para abastecerse de los productos, bienes
y servicios, sino por la necesidad de gerentes honestos que guíen a sus
súbditos y administren honrosamente los recursos que se le asignen para el
bienestar del colectivo.
Las
necesidades propias de los venezolanos, que cada día se van incrementando,
pasan no solo por hacer largas colas para abastecerse de los productos, bienes
y servicios, sino por la necesidad de gerentes honestos que guíen a sus
súbditos y administren honrosamente los recursos que se le asignen para el
bienestar del colectivo.
Estos gerentes
día a día van en detrimento, la corrupción imperante, las malversaciones de
fondos públicos, la inobservancia de la legislación y la falta de voluntad
política para solucionar realmente los problemas del colectivo, generan que
Venezuela aclame con urgencia posicionarse como un país con gerentes honestos y
probos, que garanticen confianza no solo en los inversionistas, sino también en
los ciudadanos del país.
Con modelos
políticos, descontextualizados, de ideales marxistas que buscan una sociedad
libre de clases y en vez de proveer a su pueblo de los recursos necesarios para
surgir, y que promueven una igualdad de clases basadas en el argot de que para
este modelo ser rico es malo, evidentemente, con corrientes del pensamiento como
estas, no se logrará conseguir que el clamor del pueblo sea escuchado.
No existen
barreras, para que nuestros altos funcionarios se dediquen a sus trabajos de
forma honesta y honrada, pero con la grave situación económica que enfrenta el
país se ha generado una altísima sensación de desconfianza para con esos
funcionarios, debido a que sus reiteradas cantifleadas al momento de emitir una
opinión no satisfacen las necesidades propias del proletariado.
En la masa
trabajadora, se logra percibir un alto grado de descontento, no solo por las
irregularidades en la forma de ingreso en las incipientes fuentes de empleo,
sino por la calidad y sustentabilidad del poder adquisitivo, los índices de
inflación sobrepasan por mucho lo percibido por sueldos y salarios.
Un trabajador
venezolano subsiste con poco más de 37$ americanos por mes calculados a la tasa
SIMADI de 198.31 posicionándose en el país con menor salario mínimo del
continente y con un nivel de inflación 68.5% para el cierre del 2014.
Con cifras
como estas, es evidente que las necesidades propias de los venezolanos no
podemos cubrirlas y es por ello, que en su mayoría los que han logrado obtener
estudios buscan emigrar a otros países en busca de la satisfacción de sus
necesidades.
Ramón E. Roubier C.
Abogado
Pin: 2A5DF16E
Email:
rroubier@gmail.com
Blog:
abogadoramonroubier.blogspot.com
Twitter:
@AbgRamonRoubier
04/05/2015
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